viernes, 13 de mayo de 2016

Capítulo 31-35

En el capítulo 31 Nietzsche relata que los discípulos son quienes han desfigurado la imagen del redentor  y le han quitado su pureza e integridad y que esto surge tras aquello de que se ha creado un Dios de acuerdo a las necesidades, de los teólogos, de los líderes religiosos, etc. En este momento viene a mi mente una de las frases de Nietszche que leí algún día de manera aislada.

Y verdaderamente que gran verdad encierra, hemos visto a Dios de la manera que más nos parece ajustándolo nada más que a nuestra conveniencia, un Dios amoroso cuando nos place, un Dios protector cuando le necesitamos, pero le adjudicamos características humanas tratando de justificar la envidia, el egoísmo, el odio y en fin toda nuestra mezquindad en él.

El capítulo 32 es quizá personalmente de los más difíciles de entender, cuando menciona que la buena nueva no tiene antítesis es decir que no hay otra cosa mas que eso para el cristianismo.
Y donde menciona que el reino de los cielos es de los niños, en esta parte me confundo un poco porque si bien esto se encuentra en la Biblia, en Mateo 18:3, es algo controvertida y ambigua la interpretación de los líderes religiosos a este respecto puesto que según algunos si todos los niños heredarán el reino de los cielos, pero en contraparte están los que piensas que el cielo no es para todos los niños, porque hay también niños "malos" que no serán merecedores del reino de Dios.

En el capítulo 33 se ve reflejado el carácter psicológico del cristiano que debe ser una persona que no odie, ame a su prójimo y no haga diferencias, que no cometan delitos, que no abandonen a su familia. Acepta que la oración y la penitencia acercan, más no conducen a Dios, básicamente se refiere a que si el cristiano no posee ciertas características de "santidad" no puede ser digno de la salvación.

Cuando hace alusión al Reino de los cielos dice que no es un lugar en específico al que debamos llegar, sino que el reino de los cielos debería encontrarse en el corazón de cada uno y caracterizarse por la paz interior.

Y qué decir de la muerte que a todos nos genera interés por tratarse de lo desconocido, me interesa lo que me intriga, de lo que no se nada, la muerte en el cristianismo es vista como un puente o un estado transitorio, sin embargo no deja de infundirnos miedo cuando se la ve como ese estado intermedio entre la salvación para los santos y el castigo eterno para los pecadores.

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