viernes, 10 de junio de 2016

Pero bien estábamos justo en ese día, una de las cosas que al parecer más odia Ben es la idea del baile de graduación,  pero probablemente no es la idea del baile lo que odie, sino pensar en que jamás podría ir con Margo, él vive enamorado de ella sin poder albergar siquiera una esperanza, hasta que esa noche mientras chatea con sus amigos, rondado las 12:30 de la madrugada las cosas cambian y Margo entra por la ventana del cuarto de Quentin, con pintura negra en la cara,  la primera característica que me llama la atención de Margo que hasta ese momento ha sido un misterio, es su humor ácido al preguntarle a Quentin si está teniendo sexo cibernético. El detalle está en que Margo llega en busca del auto de Quentin (que en realidad es de su madre, y técnicamente es de él nada más los fines de semana) y necesita además un chofer, porque debe hacer once cosas y en algunas de ellas deberá estar alguien en el carro para poderse dar a la fuga rápidamente. Quentin sabe que esto no está del todo bien, pero es probablemente la única oportunidad para estar con la chica de sus sueños y como no puede negarle nada a Margo Roth Spielgman accede.


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