Pero bien estábamos justo en ese
día, una de las cosas que al parecer más odia Ben es la idea del baile de
graduación, pero probablemente no es la
idea del baile lo que odie, sino pensar en que jamás podría ir con Margo, él
vive enamorado de ella sin poder albergar siquiera una esperanza, hasta que esa
noche mientras chatea con sus amigos, rondado las 12:30 de la madrugada las
cosas cambian y Margo entra por la ventana del cuarto de Quentin, con pintura
negra en la cara, la primera
característica que me llama la atención de Margo que hasta ese momento ha sido
un misterio, es su humor ácido al preguntarle a Quentin si está teniendo sexo
cibernético. El detalle está en que Margo llega en busca del auto de Quentin
(que en realidad es de su madre, y técnicamente es de él nada más los fines de
semana) y necesita además un chofer, porque debe hacer once cosas y en algunas
de ellas deberá estar alguien en el carro para poderse dar a la fuga
rápidamente. Quentin sabe que esto no está del todo bien, pero es probablemente
la única oportunidad para estar con la chica de sus sueños y como no puede
negarle nada a Margo Roth Spielgman accede.
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