Después de su experiencia con el zorro el principito sigue su camino y encuentra un guardavía, que le dice que su ocupación consiste en agrupar pasajeros y embarcarlos en trenes. El guardavía ignora los motivos que llevan a la gente a movilizarse de un lugar a otro tan rápidamente. ¿Así seremos de incomprensibles los adultos? cuándo hablamos con los niños de sus planes a futuro, ellos parecieran tener plena certeza de lo que quieren hacer porque tienen sueños, ideales, por más descabellado que nos parezcan sus ideas, para un niño la palabra obstáculo, o la palabra rentabilidad, o muchos otros términos utilizados solo por nosotros los adultos no existen. Al leer este capítulo pensé inmediatamente en esos cinco años de mi vida que pasé como estos trenes, yendo quizá por el camino "correcto" según yo al elegir una carrera de ayuda al prójimo, de estatus y tantas cosas más, pero olvidaba actuar como niña y hacer lo que verdaderamente me hiciera feliz, me diera vida y no me la quitara día con día.
Luego el principito se encuentra al comerciante de pastillas que vendía las pastillas que quitaban la sed, creo que Saint Exupéry se preocupaba sobremanera por el tiempo que transcurría tan a prisa y sobre todo porque todos vamos en él sin saber por qué ni para qué, es chistoso pensar que estas pastillas lograban ahorrar ciento cincuenta y tres minutos, pero ¿para qué? si las personas ni siquiera sabían en qué utilizarlos.
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