lunes, 1 de febrero de 2016

Capítulo II

Siendo ya un adulto el aviador prefiere hacer largos viajes en avión, que la compañía y conversaciones de sus contemporáneos; en uno de estos tantos vuelos su avión sufre un desperfecto y se ve obligado a descender en el desierto, en el cual se encuentra El Principito, al momento de leer este capítulo me puse a pensar cuál sería el significado del desierto para el autor, y pienso que el aviador al igual que muchos de nosotros, vive encerrado en sí mismo, obsesionado por evitar la muerte o cómo no morir en el "desierto", esta actitud le condiciona su mirada a la consecuencia de un fin determinado, esto nos aparta de disfrutar la vida, afanándonos al pensar en el futuro y no todas las pequeñas cosas que le dan sentido a la existencia misma.

Estando en el desierto, el aviador se encuentra con el principito, que es un un niño que aparenta ocho años de edad, rubio y vestido con ropas propias de su rango. En cuanto entabla amistad con el Aviador, le pide que le pinte un cordero. Dudando de sus cualidades como dibujante, el Aviador dibuja el elefante dentro de la serpiente de su niñez, el cual es reconocido por el Principito, quien insiste en que le haga el dibujo de un cordero. Tras algunos vanos intentos, el Aviador dibuja una caja con agujeros, indicándole al Principito que el cordero se encuentra dentro. El Principito aprueba el dibujo y se queda con él; este dibujo de la caja con agujeros que es producto de la impaciencia del piloto, es para el Principito, un tesoro escondido, lo mismo sucede con el dibujo de la boa que se ha comido el elefante, donde el hombre debe tomarse el esfuerzo de ver más allá de lo evidente.


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